Medicina
Desnutrición hospitalaria: un problema prevalente
La nutrición hospitalaria tiene un papel pronóstico en los pacientes hospitalizados, aunque a menudo queda relegada frente a otros aspectos clínicos. Como consecuencia, la desnutrición adquirida en hospitales es una complicación común, abordándose a menudo solo de manera reactiva, teniendo efectos negativos relevantes a nivel de pronóstico, mortalidad, duración de la hospitalización, probabilidad de reingreso, o costes médicos. Por un lado, las propias enfermedades y los tratamientos pueden afectar al apetito y la absorción de nutrientes, produciendo un deterioro nutricional que afecta a nivel inmunitario, metabólico, etc. Adicionalmente, la escasa atención a la calidad de los alimentos y el soporte nutricional durante la hospitalización agrava esta situación.
Una revisión sistemática evaluó la prevalencia y factores asociados a la desnutrición hospitalaria (Cass y Charlton, 2022). Se incluyeron 15 estudios realizados en distintos países y contextos clínicos como geriatría, neurología y medicina general, abarcando cuidados agudos, subagudos y de rehabilitación. ELos pacientes, con edades entre 38 y 82 años, fueron evaluados mediante herramientas validadas como la Mini Evaluación Nutricional (MNA), el Índice de Riesgo Nutricional (NRS-2002) y el Método Subjetivo Global de Evaluación (SGA). Estas herramientas en general permiten identificar patrones de deterioro, estabilidad o mejora en el estado nutricional, ponderal y de apetito, tanto al ingreso como durante la hospitalización.
Los resultados mostraron que más de la mitad de los pacientes experimentaron deterioro nutricional durante su estancia hospitalaria, existiendo variaciones dependiendo del área clínica y los métodos de evaluación empleados. En cuidados agudos o neurología pueden encontrarse prevalencias muy altas, encontrándose desnutrición hasta un 65% de los pacientes hospitalizados. En rehabilitación geriátrica en cambio, el deterioro nutricional muestra cifras mucho menores. Respecto a las causas, tanto el personal clínico como los pacientes tendieron a percibir la nutrición como una prioridad secundaria, y existe con frecuencia una baja aceptación de los alimentos ofrecidos. A nivel de paciente, la pérdida de apetito puede afectar aproximadamente a la mitad de los hospitalizados. Otros factores significativos fueron la presencia de síntomas específicos asociados al cuadro clínico y/o el tratamiento, en particular dolor, fatiga o náusea, además de dificultades directas para masticar y tragar. A nivel institucional, las barreras principales incluyeron interrupciones frecuentes durante las comidas y órdenes de ayuno prolongadas.
En conclusión, la desnutrición hospitalaria es un problema prevalente influido por factores modificables. Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que otras revisiones sistemáticas de ensayos clínicos recientes muestran reducciones en la mortalidad a 30 días cuando se administran intervenciones individualizadas, en particular suplementos nutricionales orales, por lo que la existencia de desnutrición es clínicamente relevante. Una mayor formación sobre la importancia clínica de la nutrición, el cribado nutricional sistemático, el uso de suplementos nutricionales orales, inmunonutrición, y la personalización de los servicios alimentarios podrían reducir la mortalidad y complicaciones asociadas al deterioro nutricional intrahospitalario. No obstante, existen limitaciones en la literatura científica disponible. La heterogeneidad en los métodos de evaluación y la falta de seguimiento complican una estimación más precisa de la prevalencia de la desnutrición así como de sus consecuencias. Pocos estudios diferencian entre pacientes previamente bien nutridos que deterioran su estado tras el ingreso y aquellos que mejoran, algo que podría subestimar la verdadera magnitud del problema. Por otra parte, el uso del índice de masa corporal como herramienta diagnóstica resulta insuficiente, ya que no distingue entre grasa corporal, masa magra y alteraciones en fluidos corporales, especialmente en pacientes con sarcopenia.
Una revisión sistemática evaluó la prevalencia y factores asociados a la desnutrición hospitalaria (Cass y Charlton, 2022). Se incluyeron 15 estudios realizados en distintos países y contextos clínicos como geriatría, neurología y medicina general, abarcando cuidados agudos, subagudos y de rehabilitación. ELos pacientes, con edades entre 38 y 82 años, fueron evaluados mediante herramientas validadas como la Mini Evaluación Nutricional (MNA), el Índice de Riesgo Nutricional (NRS-2002) y el Método Subjetivo Global de Evaluación (SGA). Estas herramientas en general permiten identificar patrones de deterioro, estabilidad o mejora en el estado nutricional, ponderal y de apetito, tanto al ingreso como durante la hospitalización.
Los resultados mostraron que más de la mitad de los pacientes experimentaron deterioro nutricional durante su estancia hospitalaria, existiendo variaciones dependiendo del área clínica y los métodos de evaluación empleados. En cuidados agudos o neurología pueden encontrarse prevalencias muy altas, encontrándose desnutrición hasta un 65% de los pacientes hospitalizados. En rehabilitación geriátrica en cambio, el deterioro nutricional muestra cifras mucho menores. Respecto a las causas, tanto el personal clínico como los pacientes tendieron a percibir la nutrición como una prioridad secundaria, y existe con frecuencia una baja aceptación de los alimentos ofrecidos. A nivel de paciente, la pérdida de apetito puede afectar aproximadamente a la mitad de los hospitalizados. Otros factores significativos fueron la presencia de síntomas específicos asociados al cuadro clínico y/o el tratamiento, en particular dolor, fatiga o náusea, además de dificultades directas para masticar y tragar. A nivel institucional, las barreras principales incluyeron interrupciones frecuentes durante las comidas y órdenes de ayuno prolongadas.
En conclusión, la desnutrición hospitalaria es un problema prevalente influido por factores modificables. Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que otras revisiones sistemáticas de ensayos clínicos recientes muestran reducciones en la mortalidad a 30 días cuando se administran intervenciones individualizadas, en particular suplementos nutricionales orales, por lo que la existencia de desnutrición es clínicamente relevante. Una mayor formación sobre la importancia clínica de la nutrición, el cribado nutricional sistemático, el uso de suplementos nutricionales orales, inmunonutrición, y la personalización de los servicios alimentarios podrían reducir la mortalidad y complicaciones asociadas al deterioro nutricional intrahospitalario. No obstante, existen limitaciones en la literatura científica disponible. La heterogeneidad en los métodos de evaluación y la falta de seguimiento complican una estimación más precisa de la prevalencia de la desnutrición así como de sus consecuencias. Pocos estudios diferencian entre pacientes previamente bien nutridos que deterioran su estado tras el ingreso y aquellos que mejoran, algo que podría subestimar la verdadera magnitud del problema. Por otra parte, el uso del índice de masa corporal como herramienta diagnóstica resulta insuficiente, ya que no distingue entre grasa corporal, masa magra y alteraciones en fluidos corporales, especialmente en pacientes con sarcopenia.
Cass, A. R. et al, 2022. Prevalence of hospital-acquired malnutrition and modifiable determinants of nutritional deterioration during inpatient admissions: A systematic review of the evidence. Journal of Human Nutrition and Dietetics, 35(6), 1043–1058. https://doi.org/10.1111/jhn.13009
* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.