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Maquiavelo, El príncipe. Una filosofía del poder.
Nicolas Maquiavelo (1469-1527) escribió una de las primeras obras de filosofía política, enormemente polémica al exponer que la virtud del buen gobernante era frágil ante el poder del más astuto y despiadado. Maquiavelo no escribía sobre como deberían ser las cosas, sino como eran "el que descuida lo que se hace por lo que debe hacerse, antes afecta su ruina que su preservación", siendo un estratega del poder que adivinaba la política que llega hasta nuestros días. Maquiavelo convierte la política entendida al menos a nivel teórico por el bien en la comunidad desde un modelo aristotélico-cristiano, en el mero estudio de las luchas de poder. El político con Maquiavelo no se debe a la virtud ni al bien, sino al éxito ejerciendo el poder desvinculado de la moral.
"Pero siendo mi intención escribir algo útil para quien lo lea, me ha parecido más conveniente buscar la verdadera relidad de las cosas que la simple imaginación de los mismas. Y muchos se han imaginado repúblicas y principados que nunca se han visto ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta diferencia de cómo se vive a cómo se debe vivir, que quien deja lo que se hace por lo que se debería hacer aprende más bien su ruina que su salvación: porque un hombre que quiera en todo hacer profesión de bueno fracasará necesariamente entre tantos que no lo son".
Maquiavelo comienza hablando de los territorios, de cómo conquistarlos, y de cómo mantener lo conquistado, lo realmente difícil, ante todo de los principados de una Europa muy diferente a la de los posteriores Estados-nación (en el caso de lo que hoy es Italia hablamos de un puzzle formado por el ducado de Milán, reino de Nápoles, Principado de Trento, etc). Cuando se conquista un territorio, deben establecerse colonias que se establezcan y se desarrollen, que sean como grilletes, más baratos que desplazar soldados y otros recursos para el mantenimiento del orden. "Un ejército de ocupación es tan inútil como útiles las colonias". En un nuevo territorio debe debilitarse a los fuertes y darle a los débiles, quienes siempre tienen envidia de estos. Esta receta fue aplicada con éxito por los romanos, quienes establecían colonias, se ganaban la simpatía de los débiles y no permitían que nadie ganara más poder del debido.
Intentar evitar una guerra no es evitarla, es prolongar un conflicto, dándole ventaja al adversario para que encuentre el momento más oportuno para él. "A los hombres hay que ganarlos o aniquilarlos, pues se vengan de las ofensas sin importancia; de las graves, no son capaces". Aquí muestra Maquiavelo su pensamiento de actuar con contundencia, y como las pequeñas acciones generan más resentimiento que aquellas contundentes que generan un miedo que bloquea "toda ofensa que se inflija a un hombre ha de ser tan grande que no se tema su venganza". Maquiavelo habla del buen o mal uso de la crueldad. Más es necesario saber camuflar esta naturaleza, y ser todo un simulador y disimulador. Nos da una pista para reconocer la personalidad oscura, me temo que algo muy distinto a lo que la mayoría de la gente intuye: "que no se le escape de la boca una sola palabra que no esté llena de estas cinco cualidades", hablando de humanidad, integridad, lealtad o compasión. Maquiavelo sabe que el mundo juzga la apariencia, y quien es habilidoso camuflándose, tendrá éxito explotando a quienes son menos hábiles "todos ven lo que pareces, pero pocos tocan quien eres verdaderamente". Por tanto da igual lo que la persona sea, mientras aparente lo que la gente espera.
La nobleza, nos muestra Maquiavelo, dificulta el control del Estado al tener los distintos nobles sus propios pequeños dominios repartidos por la geografía, con gentes leales que les aprecian, dificultando un control absoluto de los asuntos del territorio, y por tanto el poder. Pero además, hace vulnerable la consolidación del poder, porque siempre puede haber alguien que se gane el favor de un señor u otro, y genere una revuelta, dado que siempre "se encuentra alguno descontento o deseoso de cambios". La dominación romana en España fue problemática por los numerosos principados que había. "Una vez olvidados, los romanos se hicieron seguros dominadores". Igualmente, la Iglesia, nos dice Maquiavelo, dificulta el poder del gobernante. Es evidente que nobleza y clero serían atacados en los siglos siguientes dado que el control total necesitaba obligatoriamente el control directo de todo el territorio mediante la expansión del aparato de control burocrático y recaudatorio del Estado, aunque esto por alguna razón no suele estudiarse en el sistema educativo (y Maquiavelo no es precisamente sospechoso de simpatías aquí).
Para adueñarse de las tierras "no hay modo más seguro para poseerlas que su destrucción". Maquiavelo avisa que es especialmente peligrosa la libertad, y que si no se destruye para quitar la costumbre, la población se revelará "en el nombre de la libertad", mientras que las gentes acostumbradas a obedecer, "vivir libres no saben", y se acostumbran a la obediencia por lo que pronto olvidan su libertad. También habla que con la paz los pueblos se vuelven débiles, describiendo casi un proceso de hormesis social que recuerda a la posterior dialéctica hegeliana del amo y el esclavo. Los Estados que crecen rápido tienen raices débiles, esto explica casi todas las guerras recientes. También habla de entretener a la gente con espectáculo, y que la gente es más rencorosa por asuntos de bienes que por haber perdido familiares. Maquiavelo hace 500 años entiende mejor la política de hoy que la inmensa mayoría de la población actual.
Maquiavelo en definitiva es un estudioso del poder, y demuestra que lo entiende bien. Entiende bien las relaciones entre grupos, entiende bien que la fuerza calculada es más ventajosa que la fuerza bruta, y entiende que el Estado debe deshacerse de otros poderes para aumentar el suyo, manejando las coaliciones entre grupos de poder que existen en la sociedad. La astucia y no la brutalidad es lo que hace del poder algo despiadado, mecanizado y absoluto. Como señaló Tocqueville, el absolutismo se inauguró con el Estado. Éste es el poder y el control social racionalizado e institucionalizado, con el que el poder se protege a sí mismo. Si trazamos una evolución del poder en la sociedad, este evoluciona desde la mera imposición por fuerza bruta, quizás desde los grupos de pastores del neolítico que saqueaban poblaciones. A medida que la vida social crecía en complejidad, la simple fuerza bruta comienza a ser conflictiva con el desarrollo de las comunidades, y ésta pasa a ser un medio que pierde eficacia para imponer un orden. Comienzan otras formas de poder y orden bajo una voluntad de poder más calculada, que necesita de alianzas, saber manejar apariencias, saber contentar al pueblo, usar la fuerza para no ser percibido como débil, etc. Esto es lo que vivió Maquiavelo. Desde esta política de juegos de poder, hoy éste se ejerce con un cálculo mediante ingeniería política, el cual es jusificado como racionalidad. Lo mismo podríamos decir de todo utilitarismo instrumental orientado al control social y el poder, y bien podríamos decir que Maquiavelo es al fin y al cabo esta misma racionalidad instrumental. Siempre le digo a mis alumnos que lo que peor se les da de toda la psicología, con mucho, es entender la conducta antisocial. Exceptuando lo explícitamente violento, la mayoría de la gente ni la huele. Maquiavelo es una lección de filosofía del poder que todo criminólogo y psicólogo que estudie la conducta antisocial debe tener leído.
"Conviene estar preparado de manera que, cuando ya no crean se los pueda hacer creer por la fuerza". Nicolás Maquiavelo.
Citar como: Bordallo. A. El príncipe, de Maquiavelo. ICNS. Accesible en https://www.icns.es/articulo_maquiavelo-el-principe
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"Pero siendo mi intención escribir algo útil para quien lo lea, me ha parecido más conveniente buscar la verdadera relidad de las cosas que la simple imaginación de los mismas. Y muchos se han imaginado repúblicas y principados que nunca se han visto ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta diferencia de cómo se vive a cómo se debe vivir, que quien deja lo que se hace por lo que se debería hacer aprende más bien su ruina que su salvación: porque un hombre que quiera en todo hacer profesión de bueno fracasará necesariamente entre tantos que no lo son".
Maquiavelo comienza hablando de los territorios, de cómo conquistarlos, y de cómo mantener lo conquistado, lo realmente difícil, ante todo de los principados de una Europa muy diferente a la de los posteriores Estados-nación (en el caso de lo que hoy es Italia hablamos de un puzzle formado por el ducado de Milán, reino de Nápoles, Principado de Trento, etc). Cuando se conquista un territorio, deben establecerse colonias que se establezcan y se desarrollen, que sean como grilletes, más baratos que desplazar soldados y otros recursos para el mantenimiento del orden. "Un ejército de ocupación es tan inútil como útiles las colonias". En un nuevo territorio debe debilitarse a los fuertes y darle a los débiles, quienes siempre tienen envidia de estos. Esta receta fue aplicada con éxito por los romanos, quienes establecían colonias, se ganaban la simpatía de los débiles y no permitían que nadie ganara más poder del debido.
Intentar evitar una guerra no es evitarla, es prolongar un conflicto, dándole ventaja al adversario para que encuentre el momento más oportuno para él. "A los hombres hay que ganarlos o aniquilarlos, pues se vengan de las ofensas sin importancia; de las graves, no son capaces". Aquí muestra Maquiavelo su pensamiento de actuar con contundencia, y como las pequeñas acciones generan más resentimiento que aquellas contundentes que generan un miedo que bloquea "toda ofensa que se inflija a un hombre ha de ser tan grande que no se tema su venganza". Maquiavelo habla del buen o mal uso de la crueldad. Más es necesario saber camuflar esta naturaleza, y ser todo un simulador y disimulador. Nos da una pista para reconocer la personalidad oscura, me temo que algo muy distinto a lo que la mayoría de la gente intuye: "que no se le escape de la boca una sola palabra que no esté llena de estas cinco cualidades", hablando de humanidad, integridad, lealtad o compasión. Maquiavelo sabe que el mundo juzga la apariencia, y quien es habilidoso camuflándose, tendrá éxito explotando a quienes son menos hábiles "todos ven lo que pareces, pero pocos tocan quien eres verdaderamente". Por tanto da igual lo que la persona sea, mientras aparente lo que la gente espera.
La nobleza, nos muestra Maquiavelo, dificulta el control del Estado al tener los distintos nobles sus propios pequeños dominios repartidos por la geografía, con gentes leales que les aprecian, dificultando un control absoluto de los asuntos del territorio, y por tanto el poder. Pero además, hace vulnerable la consolidación del poder, porque siempre puede haber alguien que se gane el favor de un señor u otro, y genere una revuelta, dado que siempre "se encuentra alguno descontento o deseoso de cambios". La dominación romana en España fue problemática por los numerosos principados que había. "Una vez olvidados, los romanos se hicieron seguros dominadores". Igualmente, la Iglesia, nos dice Maquiavelo, dificulta el poder del gobernante. Es evidente que nobleza y clero serían atacados en los siglos siguientes dado que el control total necesitaba obligatoriamente el control directo de todo el territorio mediante la expansión del aparato de control burocrático y recaudatorio del Estado, aunque esto por alguna razón no suele estudiarse en el sistema educativo (y Maquiavelo no es precisamente sospechoso de simpatías aquí).
Para adueñarse de las tierras "no hay modo más seguro para poseerlas que su destrucción". Maquiavelo avisa que es especialmente peligrosa la libertad, y que si no se destruye para quitar la costumbre, la población se revelará "en el nombre de la libertad", mientras que las gentes acostumbradas a obedecer, "vivir libres no saben", y se acostumbran a la obediencia por lo que pronto olvidan su libertad. También habla que con la paz los pueblos se vuelven débiles, describiendo casi un proceso de hormesis social que recuerda a la posterior dialéctica hegeliana del amo y el esclavo. Los Estados que crecen rápido tienen raices débiles, esto explica casi todas las guerras recientes. También habla de entretener a la gente con espectáculo, y que la gente es más rencorosa por asuntos de bienes que por haber perdido familiares. Maquiavelo hace 500 años entiende mejor la política de hoy que la inmensa mayoría de la población actual.
Maquiavelo en definitiva es un estudioso del poder, y demuestra que lo entiende bien. Entiende bien las relaciones entre grupos, entiende bien que la fuerza calculada es más ventajosa que la fuerza bruta, y entiende que el Estado debe deshacerse de otros poderes para aumentar el suyo, manejando las coaliciones entre grupos de poder que existen en la sociedad. La astucia y no la brutalidad es lo que hace del poder algo despiadado, mecanizado y absoluto. Como señaló Tocqueville, el absolutismo se inauguró con el Estado. Éste es el poder y el control social racionalizado e institucionalizado, con el que el poder se protege a sí mismo. Si trazamos una evolución del poder en la sociedad, este evoluciona desde la mera imposición por fuerza bruta, quizás desde los grupos de pastores del neolítico que saqueaban poblaciones. A medida que la vida social crecía en complejidad, la simple fuerza bruta comienza a ser conflictiva con el desarrollo de las comunidades, y ésta pasa a ser un medio que pierde eficacia para imponer un orden. Comienzan otras formas de poder y orden bajo una voluntad de poder más calculada, que necesita de alianzas, saber manejar apariencias, saber contentar al pueblo, usar la fuerza para no ser percibido como débil, etc. Esto es lo que vivió Maquiavelo. Desde esta política de juegos de poder, hoy éste se ejerce con un cálculo mediante ingeniería política, el cual es jusificado como racionalidad. Lo mismo podríamos decir de todo utilitarismo instrumental orientado al control social y el poder, y bien podríamos decir que Maquiavelo es al fin y al cabo esta misma racionalidad instrumental. Siempre le digo a mis alumnos que lo que peor se les da de toda la psicología, con mucho, es entender la conducta antisocial. Exceptuando lo explícitamente violento, la mayoría de la gente ni la huele. Maquiavelo es una lección de filosofía del poder que todo criminólogo y psicólogo que estudie la conducta antisocial debe tener leído.
"Conviene estar preparado de manera que, cuando ya no crean se los pueda hacer creer por la fuerza". Nicolás Maquiavelo.
Citar como: Bordallo. A. El príncipe, de Maquiavelo. ICNS. Accesible en https://www.icns.es/articulo_maquiavelo-el-principe
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