Nutrición
Las ecuaciones utilizadas para calcular el gasto energético total no son adecuadas.
El gasto energético total (GET) representa la cantidad de energía que un individuo consume diariamente, integrando diversos componentes metabólicos. Uno de los elementos esenciales del GET es el gasto energético basal (GEB), que se refiere a la energía mínima requerida para mantener los procesos fisiológicos fundamentales a nivel celular en condiciones de reposo completo, tanto físico como mental, y en un ambiente térmico constante. La medición precisa del GEB bajo estas condiciones específicas es compleja y difícil de lograr en entornos clínicos convencionales.
La evaluación del GET puede llevarse a cabo mediante calorimetría indirecta, un método que estima el consumo energético a través del análisis de los gases respiratorios, midiendo el oxígeno consumido y el dióxido de carbono producido por el cuerpo durante un periodo determinado. Este proceso implica el uso de equipos especializados, donde el individuo respira a través de una boquilla o bajo una capucha para capturar y analizar los gases exhalados. Sin embargo, este método, aunque preciso, no es común en la práctica diaria de los nutricionistas debido a su elevado costo y la necesidad de una formación técnica específica para su correcta implementación.
Por esta razón, en la práctica clínica, los profesionales de la nutrición suelen recurrir a ecuaciones predictivas como las de Harris-Benedict, Owen, Mifflin St Jeor, Muller e Ireton-Jones para estimar el GET. Estas ecuaciones utilizan variables como el peso corporal ideal, lo que puede llevar a imprecisiones significativas, especialmente en individuos con obesidad y tasas metabólicas bajas. Además, es importante destacar que estas ecuaciones fueron desarrolladas principalmente en poblaciones occidentales, lo que limita su aplicabilidad en otros grupos étnicos y geográficos.
Con el objetivo de evaluar la validez de estas ecuaciones en una población diferente, se llevó a cabo un estudio en 129 adultos kurdos con obesidad central, con edades comprendidas entre 35 y 65 años. En este estudio, se midió el gasto energético en reposo (GER) tanto mediante calorimetría indirecta como a través de las ecuaciones mencionadas.
Los resultados revelaron que la ecuación de Ireton-Jones presentó la correlación más baja y la mayor discrepancia en comparación con la calorimetría indirecta, sobreestimando significativamente el GER. De manera similar, la ecuación de Owen también sobreestimó el gasto energético, evidenciando su inadecuación para esta población. La ecuación de Harris-Benedict mostró una tendencia a sobreestimar el GER en individuos más jóvenes y a subestimarlo en adultos mayores, siendo más precisa en personas con un peso corporal normal.
Por otro lado, la ecuación de Mifflin St Jeor resultó ser adecuada en general, aunque su precisión fue superada por la ecuación de Muller, la cual mostró una mayor concordancia con las mediciones de calorimetría indirecta.
En conclusión, este estudio subraya la limitada fiabilidad de las ecuaciones predictivas comunes en la estimación del GER en poblaciones no occidentales, sugiriendo la necesidad de adaptar o desarrollar nuevas fórmulas que consideren las particularidades metabólicas de diferentes grupos étnicos y clínicos.
La evaluación del GET puede llevarse a cabo mediante calorimetría indirecta, un método que estima el consumo energético a través del análisis de los gases respiratorios, midiendo el oxígeno consumido y el dióxido de carbono producido por el cuerpo durante un periodo determinado. Este proceso implica el uso de equipos especializados, donde el individuo respira a través de una boquilla o bajo una capucha para capturar y analizar los gases exhalados. Sin embargo, este método, aunque preciso, no es común en la práctica diaria de los nutricionistas debido a su elevado costo y la necesidad de una formación técnica específica para su correcta implementación.
Por esta razón, en la práctica clínica, los profesionales de la nutrición suelen recurrir a ecuaciones predictivas como las de Harris-Benedict, Owen, Mifflin St Jeor, Muller e Ireton-Jones para estimar el GET. Estas ecuaciones utilizan variables como el peso corporal ideal, lo que puede llevar a imprecisiones significativas, especialmente en individuos con obesidad y tasas metabólicas bajas. Además, es importante destacar que estas ecuaciones fueron desarrolladas principalmente en poblaciones occidentales, lo que limita su aplicabilidad en otros grupos étnicos y geográficos.
Con el objetivo de evaluar la validez de estas ecuaciones en una población diferente, se llevó a cabo un estudio en 129 adultos kurdos con obesidad central, con edades comprendidas entre 35 y 65 años. En este estudio, se midió el gasto energético en reposo (GER) tanto mediante calorimetría indirecta como a través de las ecuaciones mencionadas.
Los resultados revelaron que la ecuación de Ireton-Jones presentó la correlación más baja y la mayor discrepancia en comparación con la calorimetría indirecta, sobreestimando significativamente el GER. De manera similar, la ecuación de Owen también sobreestimó el gasto energético, evidenciando su inadecuación para esta población. La ecuación de Harris-Benedict mostró una tendencia a sobreestimar el GER en individuos más jóvenes y a subestimarlo en adultos mayores, siendo más precisa en personas con un peso corporal normal.
Por otro lado, la ecuación de Mifflin St Jeor resultó ser adecuada en general, aunque su precisión fue superada por la ecuación de Muller, la cual mostró una mayor concordancia con las mediciones de calorimetría indirecta.
En conclusión, este estudio subraya la limitada fiabilidad de las ecuaciones predictivas comunes en la estimación del GER en poblaciones no occidentales, sugiriendo la necesidad de adaptar o desarrollar nuevas fórmulas que consideren las particularidades metabólicas de diferentes grupos étnicos y clínicos.
Pasdar Y, Moradi S, Hamzeh B, et al. The validity of resting energy expenditure predictive equations in adults with central obesity: A sub-sample of the RaNCD cohort study. Nutrition and Health. 2019;25(3):217-224. doi:10.1177/0260106019856816
* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.