Nutrición
Crononutrición: ritmos circadianos dietéticos y riesgo de enfermedad cardiovascular
Es conocido que una dieta rica en alimentos procesados juega un papel clave en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, sin embargo, también pueden ser importantes otros factores como los horarios de ingesta, los cuales se han relacionado con el síndrome metabólico, sobrepeso, y otros factores de riesgo cardiovascular. El momento en el que se realiza la ingesta de alimento puede tener un impacto importante en la salud debido al reloj circadiano que regula los ritmos biológicos de las células. Por ejemplo, la sensibilidad a la insulina y los niveles de glucosa son más altos por la mañana, lo que sugiere que el cuerpo está mejor preparado para procesar los alimentos durante estos momentos del día, presentando resistencia metabólica en otros horarios. Optar por comer en sincronía con este reloj interno puede ser beneficioso por tanto para la salud. Todo ello es el objeto de estudio de la crononutrición, la ciencia que estudia la relación temporal de la ingesta de alimentos, los ritmos circadianos, la fisiología y la salud.
Un estudio reciente (Palomar-Cros et al., 2023) ha examinado el impacto de los horarios de comida en el riesgo de enfermedad cardiovascular. Para ello, utilizaron datos de la cohorte prospectiva NutriNet-Santé, un registro longitudinal que analiza patrones detallados de alimentación, incluyendo horarios de las comidas y número de ingestas. El estudio analizó el periodo entre 2009 y 2021, con más de 100.000 participantes y 2,036 casos de enfermedad cardiovascular y cerebrovascular. Los autores hallaron una relación entre aquellas personas que retrasaban la última comida del día, es decir, aquellas personas que cenaban más tarde mostraban mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular. Lo mismo se halló con la primera comida del día. Estas asociaciones fueron más significativas en las mujeres. Por otro lado, no se halló una relación clara entre la frecuencia de las comidas y el riesgo de enfermedad coronaria.
Comer durante la noche, cuando los niveles de melatonina están altos, puede causar una pobre regulación de los niveles de glucosa, mientras que el periodo de ayuno nocturno, con una última comida temprana en el día, puede tener beneficios metabólicos como una mejor sensibilidad a la insulina, así como beneficios sobre la tensión arterial y la pérdida de peso. Todo ello afecta al riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Un estudio reciente (Palomar-Cros et al., 2023) ha examinado el impacto de los horarios de comida en el riesgo de enfermedad cardiovascular. Para ello, utilizaron datos de la cohorte prospectiva NutriNet-Santé, un registro longitudinal que analiza patrones detallados de alimentación, incluyendo horarios de las comidas y número de ingestas. El estudio analizó el periodo entre 2009 y 2021, con más de 100.000 participantes y 2,036 casos de enfermedad cardiovascular y cerebrovascular. Los autores hallaron una relación entre aquellas personas que retrasaban la última comida del día, es decir, aquellas personas que cenaban más tarde mostraban mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular. Lo mismo se halló con la primera comida del día. Estas asociaciones fueron más significativas en las mujeres. Por otro lado, no se halló una relación clara entre la frecuencia de las comidas y el riesgo de enfermedad coronaria.
Comer durante la noche, cuando los niveles de melatonina están altos, puede causar una pobre regulación de los niveles de glucosa, mientras que el periodo de ayuno nocturno, con una última comida temprana en el día, puede tener beneficios metabólicos como una mejor sensibilidad a la insulina, así como beneficios sobre la tensión arterial y la pérdida de peso. Todo ello afecta al riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Palomar-Cros, A., Andreeva, V.A., Fezeu, L.K. et al. Dietary circadian rhythms and cardiovascular disease risk in the prospective NutriNet-Santé cohort. Nat Commun 14, 7899 (2023). https://doi.org/10.1038/s41467-023-43444-3
* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.