Neurociencia y Psicología
Trastornos en el olfato y deseo sexual
Los trastornos olfativos pueden afectar significativamente la vida sexual de los individuos. Diversos estudios han revelado que pacientes con disfunciones olfativas reportan deficiencias en su deseo y desempeño sexual. En una muestra de 100 pacientes, el 29% comunicó una disminución del deseo sexual desde el inicio de la pérdida olfativa.
Los informes cualitativos indican que la falta de atracción debido a la ausencia de percepción del olor corporal del otro puede impedir los encuentros sexuales. Este cambio en el deseo sexual a menudo se acompaña de síntomas depresivos. Las señales olfativas juegan un papel crucial en la comunicación interpersonal, provocando cambios hormonales y excitación en el hipotálamo, lo que sugiere que un mayor rendimiento olfativo está asociado con experiencias sexuales más positivas.
En adultos sanos, una mayor sensibilidad olfativa se correlaciona con un mayor placer sexual y una mayor frecuencia de orgasmos. Los trastornos del olfato tienen una incidencia del 7 al 21% en la población general y aumentan con la edad. La pérdida del olfato progresa de forma imperceptible debido a la naturaleza inconsciente de la información olfativa en el comportamiento humano. A menudo, los individuos pueden compensar temporalmente el deterioro del sentido del olfato o subestimar su importancia.
Las consecuencias negativas, como la anhedonia y el deterioro social, suelen manifestarse solo después de un tiempo. Investigaciones previas sugieren un vínculo bidireccional entre el deterioro olfativo y la depresión, ya que el procesamiento olfativo y emocional ocurre en estructuras cerebrales superpuestas, y las alteraciones en una pueden afectar a la otra.
La pérdida de deseo sexual en pacientes con trastorno olfativo no congénito es más pronunciada en varones. Las mujeres, aunque no ven disminuido su deseo sexual, sí reportan una menor seguridad para entablar relaciones. En contraste, cuando el trastorno olfativo es congénito, las mujeres informan más problemas relacionados con la anosmia que los hombres.
En conclusión, los pacientes con trastornos del olfato tienden a ser menos seguros, menos independientes en sus relaciones y más propensos a la depresión. Aquellos que presentaban síntomas depresivos mostraban una mayor asociación con un menor deseo sexual, subrayando la importancia del olfato en la salud emocional y sexual de los individuos.
Los informes cualitativos indican que la falta de atracción debido a la ausencia de percepción del olor corporal del otro puede impedir los encuentros sexuales. Este cambio en el deseo sexual a menudo se acompaña de síntomas depresivos. Las señales olfativas juegan un papel crucial en la comunicación interpersonal, provocando cambios hormonales y excitación en el hipotálamo, lo que sugiere que un mayor rendimiento olfativo está asociado con experiencias sexuales más positivas.
En adultos sanos, una mayor sensibilidad olfativa se correlaciona con un mayor placer sexual y una mayor frecuencia de orgasmos. Los trastornos del olfato tienen una incidencia del 7 al 21% en la población general y aumentan con la edad. La pérdida del olfato progresa de forma imperceptible debido a la naturaleza inconsciente de la información olfativa en el comportamiento humano. A menudo, los individuos pueden compensar temporalmente el deterioro del sentido del olfato o subestimar su importancia.
Las consecuencias negativas, como la anhedonia y el deterioro social, suelen manifestarse solo después de un tiempo. Investigaciones previas sugieren un vínculo bidireccional entre el deterioro olfativo y la depresión, ya que el procesamiento olfativo y emocional ocurre en estructuras cerebrales superpuestas, y las alteraciones en una pueden afectar a la otra.
La pérdida de deseo sexual en pacientes con trastorno olfativo no congénito es más pronunciada en varones. Las mujeres, aunque no ven disminuido su deseo sexual, sí reportan una menor seguridad para entablar relaciones. En contraste, cuando el trastorno olfativo es congénito, las mujeres informan más problemas relacionados con la anosmia que los hombres.
En conclusión, los pacientes con trastornos del olfato tienden a ser menos seguros, menos independientes en sus relaciones y más propensos a la depresión. Aquellos que presentaban síntomas depresivos mostraban una mayor asociación con un menor deseo sexual, subrayando la importancia del olfato en la salud emocional y sexual de los individuos.
Schäfer, L., Mehler, L., Hähner, A., Walliczek, U., Hummel, T., & Croy, I. (2019). Sexual desire after olfactory loss: Quantitative and qualitative reports of patients with smell disorders. Physiology & Behavior, 201, 64-69. https://doi.org/10.1016/j.physbeh.2018.12.020
* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.