Actividad física
El cerebro utiliza ilusiones que nos hacen pensar que nos esforzamos más de lo que realmente lo hacemos.
La supervivencia humana depende en gran medida de la capacidad del cerebro para estimar continuamente variables fisiológicas y homeostáticas críticas, tales como el hambre, la sed y los niveles de esfuerzo. Estas estimaciones se basan en señales interoceptivas provenientes del interior del cuerpo, como las señales cardíacas y respiratorias.
El cerebro no solo procesa estas señales, sino que también genera predicciones sobre futuras necesidades y toma acciones anticipatorias (alostáticas) para prevenir desajustes fisiológicos. Este proceso de regulación proactiva se basa en modelos internos que el cerebro construye en torno a variables como el hambre, la sed, el esfuerzo y la fatiga, lo que puede inducir percepciones ilusorias en respuesta a señales interoceptivas erróneas.
En un estudio reciente, se evaluó la influencia de señales acústicas falsas en la percepción del esfuerzo durante una prueba de ciclismo. A los participantes se les presentó una señal acústica alterada que simulaba un latido cardíaco más rápido de lo real, así como una señal más lenta que lo sugerido por sus verdaderos ritmos cardíacos. Los resultados mostraron que, al recibir una señal acústica falsa más rápida, los participantes experimentaron una percepción ilusoria de mayor esfuerzo, sobrestimando el esfuerzo percibido en comparación con el esfuerzo real.
Curiosamente, la presentación de una señal acústica más lenta no resultó en una disminución significativa en la percepción del esfuerzo. Esto sugiere que el cerebro puede considerar los costos de subestimar el esfuerzo y la fatiga, favoreciendo una respuesta de aversión al riesgo ante la posibilidad de subestimación, lo cual podría ser desadaptativo, especialmente en el contexto de una actividad física exigente.
Desde una perspectiva evolutiva, este mecanismo tiene sentido, ya que en escenarios donde la destreza física era crucial para la supervivencia, subestimar el esfuerzo podría haber llevado a un agotamiento peligroso. Por lo tanto, la tendencia a sobreestimar el esfuerzo puede haber sido ventajosa, evitando el riesgo de un esfuerzo excesivo durante actividades vitales como la búsqueda de alimento, donde un error en la percepción del esfuerzo podría haber resultado en un costo fisiológico considerable.
El cerebro no solo procesa estas señales, sino que también genera predicciones sobre futuras necesidades y toma acciones anticipatorias (alostáticas) para prevenir desajustes fisiológicos. Este proceso de regulación proactiva se basa en modelos internos que el cerebro construye en torno a variables como el hambre, la sed, el esfuerzo y la fatiga, lo que puede inducir percepciones ilusorias en respuesta a señales interoceptivas erróneas.
En un estudio reciente, se evaluó la influencia de señales acústicas falsas en la percepción del esfuerzo durante una prueba de ciclismo. A los participantes se les presentó una señal acústica alterada que simulaba un latido cardíaco más rápido de lo real, así como una señal más lenta que lo sugerido por sus verdaderos ritmos cardíacos. Los resultados mostraron que, al recibir una señal acústica falsa más rápida, los participantes experimentaron una percepción ilusoria de mayor esfuerzo, sobrestimando el esfuerzo percibido en comparación con el esfuerzo real.
Curiosamente, la presentación de una señal acústica más lenta no resultó en una disminución significativa en la percepción del esfuerzo. Esto sugiere que el cerebro puede considerar los costos de subestimar el esfuerzo y la fatiga, favoreciendo una respuesta de aversión al riesgo ante la posibilidad de subestimación, lo cual podría ser desadaptativo, especialmente en el contexto de una actividad física exigente.
Desde una perspectiva evolutiva, este mecanismo tiene sentido, ya que en escenarios donde la destreza física era crucial para la supervivencia, subestimar el esfuerzo podría haber llevado a un agotamiento peligroso. Por lo tanto, la tendencia a sobreestimar el esfuerzo puede haber sido ventajosa, evitando el riesgo de un esfuerzo excesivo durante actividades vitales como la búsqueda de alimento, donde un error en la percepción del esfuerzo podría haber resultado en un costo fisiológico considerable.
Iodice, P., Porciello, G., Bufalari, I., Barca, L., & Pezzulo, G. (2019). An interoceptive illusion of effort induced by false heart-rate feedback. Proceedings of the National Academy of Sciences, 116(28), 13897-13902. https://doi.org/10.1073/pnas.1821032116
* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.