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Suplementos de Omega 3 y riesgo cardiovascular: no para todo el mundo

Las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares constituyen la principal causa de mortalidad a nivel global, representando un desafío significativo para la salud pública. El aceite de pescado, conocido por su alto contenido en ácidos grasos omega-3, tiene efectos antiinflamatorios, sobre la función endotelial, y sobre distintos aspectos metabólicos que pueden ser potencialmente terapéuticos. Sin embargo, el Omega 3 también presenta algunos riesgos que deben conocerse, y su efecto terapéutico potencial puede variar según la condición de salud de partida.

Un estudio prospectivo reciente (Chen et al., 2024) examinó los efectos del uso regular de suplementos de aceite de pescado en la enfermedad cardiovascular. La cohorte realizó un seguimiento de más de 12 años, e incluyó a más de 400.000 voluntarios del Biobank de Reino Unido, entre 40 y 69 años de edad. Los participantes fueron clasificados según el consumo regular de suplementos de aceite de pescado mediante un cuestionario autoinformado. Además, se consideraron variables como uso de medicación o hábitos dietéticos entre otros. Los casos incidentes de fibrilación auricular, eventos cardiovasculares adversos mayores y muertes fueron identificados a través de registros de atención primaria, hospitalarios y de defunciones de Gales, Escocia e Inglaterra hasta 2021.

Los resultados mostraron que el uso regular de suplementos de aceite de pescado en personas sanas sin enfermedad cardiovascular diagnosticada se asoció con un aumento del riesgo de fibrilación auricular y de accidente cerebrovascular. Contrariamente, en personas con un diagnóstico previo de enfermedad cardiovascular, el uso de estos suplementos mostró un efecto de disminución de la mortalidad cardiovascular, presentando un menor riesgo de progresión desde fibrilación auricular a infarto de miocardio. Los pacientes con insuficiencia cardiaca también mostraron una reducción del riesgo de mortalidad asociada al consumo de este tipo de suplementos.

En conclusión, este estudio sugiere que el efecto del Omega 3 puede depender del estado de salud de base, no encontrándose beneficios cardiovasculares en personas sanas, e incluso pudiendo incrementar ciertos riesgos, como sucede con la fibrilación auricular. Contrariamente, se observa una disminución del riesgo cardiovascular asociada al uso de suplementos de Omega 3 en personas con distintas enfermedades cardiovasculares previas. También es posible que existan diferencias según el sexo y la edad, mostrándose mayor beneficios en hombres y en edades más avanzadas.

Debemos añadir a las conclusiones de este estudio que las dosis de Omega 3, el tipo de aceite de pescado usado (ethyl ester...), la proporción EPA/DHA, etc, son variables que pueden afectar a los resultados y que aún presentan incógnitas. Es necesaria una evaluación más personalizada a la hora de valorar el uso de suplementación con Omega 3, atendiendo a la condición de salud de partida, y conocimiento del tipo de Omega 3 que se pauta, dosis, etc. Sin ello, existe una sobreprescripción que no produce reducciones en la mortalidad cardiovascular.
Referencias:
Chen, G et al, (2024). Regular use of fish oil supplements and course of cardiovascular diseases: Prospective cohort study. BMJ Medicine, 3, e000451. https://doi.org/10.1136/bmjmed-2022-000451

* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.
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