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Anorexia nerviosa. Lo que no se ve es lo importante.

Si buscamos información sobre anorexia y entramos en cualquier web, encontraremos repetidamente el mismo tipo de información. Los síntomas visibles de la anorexia pueden incluir bajo IMC, miedo intenso a ganar peso, obsesión y restricción dietética, actividad física excesiva, percepción distorsionada del peso y tamaño corporal, etc. La mayor parte de la información disponible relativa a la anorexia no pasa de ahí. El manual DSM que se asume como referencia, tampoco pasa de aquí. Sin embargo, lo fundamental en anorexia, y lo que permanece pobremente comprendido, es lo que no se ve.

Lo que no es visible

La supresión crónica de los ritmos fisiológicos, de las señales normales de hambre, de recompensa, etc, generan una pérdida de sincronía y sensibilidad, tanto a nivel metabólico (neuroendocrino, enteroendocrino, etc), como eferente (autonómico, digestivo, etc). Señales neuroendocrinas y enteroendocrinas generan un estado de asincronía ante estímulos exteroceptivos, pero también se crea tolerancia interoceptiva a las señales de hambre. Adicionalmente, se desarrolla tolerancia a las señales afectivas de malestar, y se desarrolla tolerancia a las señales de tono hedónico, reforzándose un estado de anhedonia y aplanamiento afectivo. Se produce una pérdida de sensibilidad a nivel interoceptivo en general, tanto a nivel viscerosensitivo como somatosensitivo. El mapeo somatosensitivo que representa memorias corporales de estados afectivos se encuentra inhibido, y lo que queda es un patrón evitativo, asociado a estados afectivos negativos y esquemas evaluativos negativos a nivel cognitivo, sumado a un sobreaprendizaje procedimental fuertemente automatizado en sistemas subcorticales.

Debido al estado de catabolismo severo, se producen adicionalmente cambios neuropsicológicos que dificultan aún más el control de la conducta, la cual es el resultado de procesos bottom-up fisiológicos y top-down a nivel neurocognitivo. Se revierten los sistemas de recompensa, los alimentos deseables por sus cualidades sensoriales, gustativas y hedónicas activan los sistemas de ansiedad, a su vez bajo control de un automatismo ejecutivo refractario al cambio. Encontramos rasgos neurocognitivos que implican coherencia central débil y rigidez ejecutiva. La coherencia central débil centra la atención en la parte perdiendo la percepción del conjunto, lo cual puede explicar características dismórficas y la obsesión por algunas partes del cuerpo, y fobias salientes, generalmente consecuencias catastróficas que muestran dificultad en inferencias empíricas. Lo saliente para la persona, lo deseable, lo fóbico, y el significado cognitivo visible, salen de procesos neurocognitivos, no siendo simple mentalismo. Algunas facetas y aspectos relacionados con el rasgo de neuroticismo pueden reforzar este tipo de inferencias mediante control afectivo (intolerancia a la incertidumbre, vulnerabilidad aprensiva, evitación de daño, etc), existiendo estudios que muestran altas puntuaciones en pensamiento mágico. La voz interna autocrítica, a veces muy marcada, y cuya severidad se ha relacionado con la severidad de la anorexia, junto con la disociación somática sugieren dificultades en la identidad y la integración del SELF. El pánico de no medir o controlar (chequeos, rituales, etc) se sucede a menudo hasta el agotamiento psicológico, momento en el que la persona comienza a evitarse.

Se ha hallado alexitimia relacionada con la anorexia y los TCA en general. La alexitimia es un concepto complejo que implica dificultades en la percepción, significado y expresión de emociones. Conlleva aspectos cognitivos, metacognitivos, afectivos o interoceptivos, estando relacionada adicionalmente con la conectividad cerebral, la red por defecto y la teoría de la mente, lo cual dificulta las relaciones interpersonales, sociales y familiares, lo que a su vez refuerza la vida hacia adentro de la persona y el refugio en el ritual. Las conductas cuantificables ponen certidumbre en la incertidumbre interoceptiva, afectiva, relacional, etc, contribuyendo al carácter egosintónico de la anorexia. El autoconcepto es en buena medida consecuencia de todos estos aspectos.

Es muy difícil un cambio de conducta con una representación de señales tan alterada en todo el sistema nervioso de la persona, desde lo neuroendocrino a lo ejecutivo, pasando por lo afectivo, lo interoceptivo o la red por defecto. La conducta no es meramente un resultado de los procesos mentales declarativos, semánticos, sino que es la consecuencia de la actividad integrada y el mapeo de señales de todo el sistema nervioso. Se habla tanto en anorexia como en bulimia de una "idea sobrevalorada del peso y la imagen", pero no es simplemente una "idea", ni una representación visual de una imagen mental, ni mucho menos una moda cultural de delgadez. Es evidente que generalizadamente se han asumido los síntomas visibles como las causas de la anorexia nerviosa y de la bulimia. El propio DSM es una fuente de confusión generalizada al centrar la atención en los síntomas visibles en lugar de en las causas, algo que costará mucho tiempo reparar.

Citar como: Bordallo. A. Anorexia nerviosa. Lo que no se ve es lo importante. ICNS. Accesible en https://www.icns.es/articulo_anorexia_lo_que_no_se_ve_es_lo_importante

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