Medicina
La suplementación con ácido fólico reduce el riesgo de ictus
El ácido fólico, o vitamina B9, es esencial para la formación, el mantenimiento y la reparación celular en el sistema nervioso. Además, reduce los niveles de homocisteína, un subproducto metabólico que, en concentraciones elevadas, puede dañar los vasos sanguíneos, aumentando el riesgo de afecciones como el accidente cerebrovascular (ictus), y la enfermedad cardiovascular.
Una revisión sistemática y meta-análisis reciente (Zhang et al., 2024) evaluó la eficacia de la suplementación con ácido fólico en la prevención del ictus. Este análisis incluyó datos procedentes de 21 ensayos clínicos aleatorizados con más de 100.000 participantes, tanto en prevención primara como secundaria, con diversas condiciones preexistentes (enfermedades cardiovasculares, ictus, diabetes, enfermedad renal crónica, etc) como sin ellas, con una edad promedio de 60 años y de diversas regiones geográficas orientales y occidentales. Los participantes fueron asignados a un grupo de intervención que recibió ácido fólico o a un grupo control que recibió placebo o ninguna intervención durante un periodo de estudio de varios años. Se evaluó como resultado primario la incidencia de ictus, tanto isquémicos como hemorrágicos. También se analizaron y recogieron datos sobre diferentes biomarcadores, como los niveles de homocisteína, folato y vitamina B12 en sangre, antes y después de la intervención. Además, se consideraron el estado de fortificación alimentaria de las regiones y el historial clínico de los participantes. Algunos paises fortifican algunos alimentos con ácido fólico, mientras que otros muchos no lo hacen, lo que plantea la hipótesis de que el beneficio de la suplementación puede depender de la región y la fortificación de alimentos.
Los resultados mostraron una reducción en el riesgo de accidente cerebrovascular con la suplementación de ácido fólico que se muestra de forma consistente y significativa en áreas sin fortificación de alimentos o con fortificación parcial. En regiones con fortificación total, no se observó un efecto significativo, probablemente debido a que estas poblaciones ya consumen suficiente cantidad de vitamina B9 a través de los alimentos, tanto en sus formas naturales (folatos), como mediante la fortificación (ácido fólico), sugiriendo que los beneficios se observan principalmente en poblaciones con bajas ingestas o déficits nutricionales. Adicionalmente, la reducción del riesgo fue más pronunciada en personas sin antecedentes de eventos cardiovasculares. Las personas con eventos cerebrovasculares o cardiovasculares previos parecen mostrar una tendencia hacia la reducción de riesgo, aunque hay un número menor de estudios en estas poblaciones, lo que requiere futuras investigaciones. La eficacia fue consistente independientemente de la dosis de ácido fólico, que varió desde 0,4 mg hasta dosis 10 veces mayores, la duración del tratamiento que osciló desde los 2 años a más de 5, la combinación con otras vitaminas o la reducción mostrada en los niveles de homocisteína a partir de la suplementación.
En conclusión, este es el mayor meta-análisis realizado sobre la temática, mostrando que la suplementación con ácido fólico es una intervención eficaz para disminuir el riesgo de ictus, especialmente en regiones sin políticas de fortificación alimentaria, pero quizás también en la prevención secundaria del accidente cerebrovascular independientemente de la fortificación de alimentos de una región concreta. Entre las limitaciones del estudio, faltan estudios en prevención secundaria que permitan confirmar si los hallazgos son significativos, y faltan datos detallados sobre los tipos específicos de accidentes cerebrovasculares. Futuras investigaciones deberán centrarse en la prevención secundaria de accidente cerebrovascular, dado que en este meta análisis se muestra una relación de prevención posible, pero con un número insuficiente de estudios, siendo evidentemente una intervención no farmacológica barata y accesible que podría salvar muchas vidas. Otra cosa es que interese.
Una revisión sistemática y meta-análisis reciente (Zhang et al., 2024) evaluó la eficacia de la suplementación con ácido fólico en la prevención del ictus. Este análisis incluyó datos procedentes de 21 ensayos clínicos aleatorizados con más de 100.000 participantes, tanto en prevención primara como secundaria, con diversas condiciones preexistentes (enfermedades cardiovasculares, ictus, diabetes, enfermedad renal crónica, etc) como sin ellas, con una edad promedio de 60 años y de diversas regiones geográficas orientales y occidentales. Los participantes fueron asignados a un grupo de intervención que recibió ácido fólico o a un grupo control que recibió placebo o ninguna intervención durante un periodo de estudio de varios años. Se evaluó como resultado primario la incidencia de ictus, tanto isquémicos como hemorrágicos. También se analizaron y recogieron datos sobre diferentes biomarcadores, como los niveles de homocisteína, folato y vitamina B12 en sangre, antes y después de la intervención. Además, se consideraron el estado de fortificación alimentaria de las regiones y el historial clínico de los participantes. Algunos paises fortifican algunos alimentos con ácido fólico, mientras que otros muchos no lo hacen, lo que plantea la hipótesis de que el beneficio de la suplementación puede depender de la región y la fortificación de alimentos.
Los resultados mostraron una reducción en el riesgo de accidente cerebrovascular con la suplementación de ácido fólico que se muestra de forma consistente y significativa en áreas sin fortificación de alimentos o con fortificación parcial. En regiones con fortificación total, no se observó un efecto significativo, probablemente debido a que estas poblaciones ya consumen suficiente cantidad de vitamina B9 a través de los alimentos, tanto en sus formas naturales (folatos), como mediante la fortificación (ácido fólico), sugiriendo que los beneficios se observan principalmente en poblaciones con bajas ingestas o déficits nutricionales. Adicionalmente, la reducción del riesgo fue más pronunciada en personas sin antecedentes de eventos cardiovasculares. Las personas con eventos cerebrovasculares o cardiovasculares previos parecen mostrar una tendencia hacia la reducción de riesgo, aunque hay un número menor de estudios en estas poblaciones, lo que requiere futuras investigaciones. La eficacia fue consistente independientemente de la dosis de ácido fólico, que varió desde 0,4 mg hasta dosis 10 veces mayores, la duración del tratamiento que osciló desde los 2 años a más de 5, la combinación con otras vitaminas o la reducción mostrada en los niveles de homocisteína a partir de la suplementación.
En conclusión, este es el mayor meta-análisis realizado sobre la temática, mostrando que la suplementación con ácido fólico es una intervención eficaz para disminuir el riesgo de ictus, especialmente en regiones sin políticas de fortificación alimentaria, pero quizás también en la prevención secundaria del accidente cerebrovascular independientemente de la fortificación de alimentos de una región concreta. Entre las limitaciones del estudio, faltan estudios en prevención secundaria que permitan confirmar si los hallazgos son significativos, y faltan datos detallados sobre los tipos específicos de accidentes cerebrovasculares. Futuras investigaciones deberán centrarse en la prevención secundaria de accidente cerebrovascular, dado que en este meta análisis se muestra una relación de prevención posible, pero con un número insuficiente de estudios, siendo evidentemente una intervención no farmacológica barata y accesible que podría salvar muchas vidas. Otra cosa es que interese.
Zhang N et al. Folic acid supplementation for stroke prevention: A systematic review and meta-analysis of 21 randomized clinical trials worldwide. Clin Nutr. 2024 Jul;43(7):1706-1716. doi: 10.1016/j.clnu.2024.05.034
* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.
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