Neurociencia y Psicología
Vivir solos se asocia a trastornos mentales comunes
El aumento de la proporción de personas que viven solas en las últimas décadas puede atribuirse a varios factores demográficos, como el envejecimiento de la población, la disminución de las tasas de matrimonio y la reducción de la fertilidad. Aunque se han llevado a cabo estudios previos que exploran la relación entre vivir solo y los trastornos mentales, estos generalmente se han enfocado en poblaciones de ancianos, limitando su aplicabilidad a adultos más jóvenes.
La prevalencia global de los trastornos mentales se sitúa en torno al 30%, representando un impacto significativo en la calidad de vida, así como en la salud física y la mortalidad. Los trastornos mentales comunes (TMC), como la depresión y la ansiedad, no solo afectan al individuo, sino que también imponen una carga económica considerable sobre los sistemas de salud. Una comprensión más profunda de los factores de riesgo asociados es crucial para mejorar las estrategias de prevención, manejo y tratamiento de estos trastornos.
Con este objetivo, se realizó un estudio utilizando datos de las Encuestas Nacionales de Morbilidad Psiquiátrica del Reino Unido correspondientes a los años 1993, 2000 y 2007. Este estudio buscaba examinar la asociación entre vivir solo y los TMC en una muestra de 20.503 individuos de entre 16 y 64 años.
La prevalencia de personas que viven solas aumentó progresivamente durante los períodos de estudio, registrándose en 8,8% en 1993, 9,8% en 2000 y 10,7% en 2007. Paralelamente, la prevalencia de TMC se situó en 14,1%, 16,3% y 16,4% respectivamente. Los datos revelaron que los individuos que viven solos presentan tasas significativamente mayores de TMC en comparación con aquellos que no viven solos (1993: 19,9% versus 13,6%; 2000: 23,2% versus 15,5%; 2007: 24,7% versus 15,4%).
El análisis mostró una relación positiva del 84% entre vivir solo y los TMC, independiente de otros factores como el consumo de tabaco, alcohol y drogas, así como la edad y el sexo. Los investigadores identificaron la soledad como el factor explicativo más relevante en esta asociación.
Estos hallazgos subrayan la importancia de considerar la soledad como un predictor clave de los TMC. Es fundamental que los profesionales de la salud reconozcan la soledad como un factor de riesgo significativo y que los sistemas de políticas sanitarias implementen intervenciones destinadas a reducir la soledad. Estas intervenciones pueden incluir la facilitación social, terapias psicológicas, atención sanitaria y asistencia social, programas de interacción con animales, así como iniciativas para fomentar la amistad y el desarrollo de habilidades y actividades de ocio.
En conclusión, la creciente prevalencia de personas que viven solas y su asociación con los TMC subraya la necesidad de abordar la soledad mediante enfoques multifacéticos y basados en evidencia para mejorar la salud mental de la población.
La prevalencia global de los trastornos mentales se sitúa en torno al 30%, representando un impacto significativo en la calidad de vida, así como en la salud física y la mortalidad. Los trastornos mentales comunes (TMC), como la depresión y la ansiedad, no solo afectan al individuo, sino que también imponen una carga económica considerable sobre los sistemas de salud. Una comprensión más profunda de los factores de riesgo asociados es crucial para mejorar las estrategias de prevención, manejo y tratamiento de estos trastornos.
Con este objetivo, se realizó un estudio utilizando datos de las Encuestas Nacionales de Morbilidad Psiquiátrica del Reino Unido correspondientes a los años 1993, 2000 y 2007. Este estudio buscaba examinar la asociación entre vivir solo y los TMC en una muestra de 20.503 individuos de entre 16 y 64 años.
La prevalencia de personas que viven solas aumentó progresivamente durante los períodos de estudio, registrándose en 8,8% en 1993, 9,8% en 2000 y 10,7% en 2007. Paralelamente, la prevalencia de TMC se situó en 14,1%, 16,3% y 16,4% respectivamente. Los datos revelaron que los individuos que viven solos presentan tasas significativamente mayores de TMC en comparación con aquellos que no viven solos (1993: 19,9% versus 13,6%; 2000: 23,2% versus 15,5%; 2007: 24,7% versus 15,4%).
El análisis mostró una relación positiva del 84% entre vivir solo y los TMC, independiente de otros factores como el consumo de tabaco, alcohol y drogas, así como la edad y el sexo. Los investigadores identificaron la soledad como el factor explicativo más relevante en esta asociación.
Estos hallazgos subrayan la importancia de considerar la soledad como un predictor clave de los TMC. Es fundamental que los profesionales de la salud reconozcan la soledad como un factor de riesgo significativo y que los sistemas de políticas sanitarias implementen intervenciones destinadas a reducir la soledad. Estas intervenciones pueden incluir la facilitación social, terapias psicológicas, atención sanitaria y asistencia social, programas de interacción con animales, así como iniciativas para fomentar la amistad y el desarrollo de habilidades y actividades de ocio.
En conclusión, la creciente prevalencia de personas que viven solas y su asociación con los TMC subraya la necesidad de abordar la soledad mediante enfoques multifacéticos y basados en evidencia para mejorar la salud mental de la población.
Jacob, L., Haro, J. M., & Koyanagi, A. (2019). Relationship between living alone and common mental disorders in the 1993, 2000 and 2007 National Psychiatric Morbidity Surveys. PLOS ONE, 14(5), e0215182. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0215182
* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.