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La microbiota intestinal está relacionada con la actividad cerebral y la capacidad de afrontar el estrés

La microbiota intestinal, compuesta por billones de microorganismos, produce metabolitos y neurotransmisores que influyen en la actividad del sistema nervioso. Investigaciones previas han relacionado la microbiota intestinal con ansiedad, depresión y otros trastornos.

Un estudio reciente (An et al., 2024) examinó la interacción cerebro-microbioma en las respuestas al estrés, mediante análisis que combinaron datos clínicos, pruebas de neuroimagen y un estudio de la microbiota y metabolitos potencialmente relevantes. Se reclutaron 116 participantes sanos, clasificados en dos grupos según su nivel de capacidad de sobreponerse al estrés, medido mediante la escala de resiliencia CD-RISC. Los participantes se sometieron a resonancias magnéticas para estudiar la morfología cerebral y la conectividad funcional. Adicionalmente, completaron cuestionarios sobre ansiedad y depresión entre otros, y proporcionaron muestras fecales para el análisis de la microbiota, realizado mediante secuenciación de ARN para identificar transcriptomas bacterianos y metabolitos asociados con el impacto del estrés en la persona, y su capacidad para afrontarlo.

Los resultados mostraron que los participantes con alta puntuación en la escala de resiliencia presentaron menores niveles de ansiedad y depresión, mejor regulación emocional, y mayor capacidad cognitiva respecto al grupo de baja puntuación en la escala de resiliencia. Los transcriptomas bacterianos del microbioma de las personas con alta puntuación en resiliencia mostraron un perfil antiinflamatorio, un mayor metabolismo energético, así como un mayor perfil adaptativo a los cambios ambientales. Se observaron niveles elevados de metabolitos como N-acetilglutamato y dimetilglicina, lo que sugiere una mayor integridad de la barrera intestinal y una mejor comunicación entre el intestino y el cerebro. A nivel neurológico, los participantes con alta resiliencia mostraron una conectividad funcional más fuerte entre las redes de recompensa y el sistema sensoriomotor, junto con una menor conectividad en regiones cerebrales involucradas en el procesamiento emocional y el miedo. Esto sugiere la existencia de neuroplasticidad adaptativa relacionada con el microbioma que podría facilitar una regulación emocional más eficiente en situaciones de estrés.

En conclusión, este estudio sugiere que el eje intestino-cerebro puede desempeñar un papel importante en las adaptaciones al estrés y la resiliencia de las personas. Aquellos con una microbiota intestinal saludable parecen tener a su vez redes neuronales más eficientes para la regulación emocional, lo que implica que la microbiota ha podido impactar en las neuroadaptaciones a lo largo del tiempo, lo que les otorga mayores recursos cognitivos y psicológicos para enfrentar el estrés. Mantener una buena salud intestinal podría proteger al sistema nervioso frente al estrés y ser una estrategia terapéutica para mejorar la regulación emocional. No obstante, la naturaleza transversal del estudio impide establecer causalidad directa. Se necesitan estudios longitudinales que profundicen en la relación entre microbiota, redes neurales y puntuaciones de resiliencia.
Referencias:
An, E., Delgadillo, D.R., Yang, J. et al. Stress-resilience impacts psychological wellbeing as evidenced by brain–gut microbiome interactions. Nat. Mental Health 2, 935–950 (2024). https://doi.org/10.1038/s44220-024-00266-6

* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.
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