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La composición de la microbiota intestinal se asocia con el riesgo de hospitalización por enfermedades infecciosas

Tenemos billones de bacterias en nuestro organismo, al menos tantas como células, en su mayoría en el intestino. La mayor parte de ellas no son patológicas, sino simbióticas, modulando nuestro metabolismo y nuestra respuesta inmune. Estas bacterias además compiten con las bacterias patógenas, desplazándolas, fortaleciendo la barrera intestinal y previniendo la entrada de patógenos en el organismo. Adicionalmente, metabolitos como el butirato mejoran la función de los macrófagos, estimula la producción de péptidos antimicrobianos, participa en la promoción de la diferenciación de células T reguladoras, e inhibe las histonas desacetilasas, favoreciendo la capacidad del organismo para combatir infecciones.

Un estudio reciente (Kullberg et al., 2024) examinó la relación entre la composición de la microbiota intestinal y el riesgo de hospitalización por enfermedades infecciosas en dos cohortes poblacionales independientes, provenientes del estudio HELIUS en los Países Bajos, y del estudio FINRISK 2002 de Finlandia con un total de casi 11.000 participantes. Se recogieron muestras de todos los participantes para el análisis de la composición de su microbiota y se sometieron a exámenes físicos al momento de su inclusión en el estudio. Posteriormente, se realizó un seguimiento durante 5-7 años obteniendo datos de hospitalización y de mortalidad por cualquier enfermedad infecciosa durante el período de seguimiento.

Los resultados mostraron diferencias significativas en la composición inicial de la microbiota intestinal entre los participantes que durante los años posteriores de seguimiento fueron hospitalizados o fallecieron por enfermedades infecciosas, y aquellos que no enfermaron de gravedad. Esta diferencia en la composición de la microbiota fue consistente en ambas cohortes, tanto de Paises Bajos como de Finlandia. Concretamente, la abundancia de ciertas bacterias, como Veillonella, estuvo vinculada a un mayor riesgo de hospitalización por infecciones, mientras que bacterias productoras de butirato, como Butyrivibrio, se asociaron con un menor riesgo de hospitalizaciones. La regresión Cox mostró una reducción estadísticamente significativa en el riesgo por cada aumento del 10% en la abundancia de estas bacterias. Adicionalmente se llevó a cabo un estudio de casos y controles dentro de la cohorte HELIUS, en el cual los participantes hospitalizados por enfermedades infecciosas fueron emparejados con aquellos que, teniendo enfermedades infecciosas, no requirieron hospitalización. Este análisis adicional mostró nuevamente una menor abundancia de bacterias productoras de butirato y una composición diferente de la microbiota en comparación con los controles, sugiriendo que ciertas bacterias intestinales desempeñan un rol protector frente a las infecciones, mientras que su ausencia aumenta el riesgo de hospitalización.

En conclusión, este estudio sugiere que la composición de la microbiota intestinal, en particular la abundancia de bacterias anaerobias productoras de butirato, se asocia con una protección contra las hospitalizaciones por enfermedades infecciosas, manteniéndose esta asociación en distintos contextos geográficos y poblacionales. Por ello, la modulación de la microbiota podría constituir una estrategia eficaz para reducir el riesgo de infecciones graves en la población general. Algunas limitaciones del estudio son la evaluación de la microbiota en un solo punto temporal, y la falta de consideración de otros metabolitos. Aunque los resultados son coherentes con estudios preclínicos en modelos animales, se requieren estudios adicionales que exploren la asociación causal y el potencial para modificar la microbiota con el objetivo de disminuir la susceptibilidad a infecciones.
Referencias:
Kullberg et al, 2024. Association between butyrate-producing gut bacteria and the risk of infectious disease hospitalisation: Results from two observational, population-based microbiome studies. Lancet Microbe. https://doi.org/10.1016/S2666-5247(24)00079-X

* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.
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