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La medicación para el TDAH se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares

A nivel global, el uso de medicación para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) ha experimentado un aumento considerable, especialmente en niños y adultos jóvenes. Los fármacos estimulantes utilizados en el TDAH producen un efecto cardiovascular al elevar potencialmente los niveles de catecolaminas, la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Dada la duración prolongada de estos tratamientos, resulta fundamental evaluar con cautela la relación entre sus riesgos y beneficios.

Un estudio reciente realizado en Suecia (Zhang et al., 2024) evaluó la relación entre el uso prolongado de medicamentos para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad y el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como hipertensión, enfermedades arteriales, y tromboembólicas, entre otras​​. Se incluyeron casi 280.000 voluntarios, de entre 6 y 64 años, diagnosticados con TDAH o que recibían la medicación típica de este trastorno. Utilizando un diseño de caso-control anidado, se compararon pacientes que desarrollaron enfermedades cardiovasculares con controles emparejados por edad, sexo y tiempo de seguimiento. Los datos médicos y de uso de fármacos se obtuvieron de registros médicos nacionales, y se clasificó a los participantes según el tiempo de uso de la medicación (desde menos de un año hasta más de cinco años). El análisis abarcó tanto medicamentos estimulantes, como el metilfenidato y la lisdexanfetamina, como no estimulantes, como la atomoxetina. Se consideraron adicionalmente factores sociodemográficos, comorbilidades psiquiátricas y somáticas.

Tras un seguimiento medio de 4 años, se encontró que el uso prolongado de estos medicamentos estuvieron asociados a un aumento del riesgo cardiovascular, siendo más pronunciado durante los primeros tres años y estabilizándose posteriormente. Los pacientes que habían recibido tratamiento por más de cinco años presentaban un riesgo un 80% mayor de hipertensión y un incremento en el riesgo de desarrollar enfermedades arteriales tras tres años de uso. En general, cada año adicional de tratamiento aumentaba el riesgo cardiovascular con una relación dosis-dependiente. La asociación fue significativa tanto en niños y jóvenes como en adultos en ambos sexos. Los estimulantes, como el metilfenidato (el más habitual), presentaron una mayor asociación con el riesgo cardiovascular en comparación con los no estimulantes, cuyo riesgo fue significativo particularmente durante el primer año de uso. No se observaron asociaciones relevantes con arritmias, insuficiencia cardíaca o enfermedades cerebrovasculares.

En conclusión, este estudio sugiere que el uso prolongado de medicación para el TDAH, especialmente estimulantes, está asociado con un mayor riesgo de hipertensión y enfermedades arteriales. La activación crónica del sistema nervioso simpático inducida por los fármacos podrían producir la pérdida de las adaptaciones vasculares, pudiendo explicar estos efectos. Aunque la naturaleza observacional del estudio limita la capacidad de establecer una causalidad directa, los resultados de este estudio son compatibles con diversas revisiones sistemáticas publicadas. Los autores destacan la importancia de que los médicos evalúen cuidadosamente los riesgos y beneficios del tratamiento y supervisen regularmente los signos cardiovasculares.
Referencias:
Zhang L et al. Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder Medications and Long-Term Risk of Cardiovascular Diseases. JAMA Psychiatry. 2024;81(2):178–187. doi:10.1001/jamapsychiatry.2023.4294

* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.
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