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Obesidad, colesterol, diabetes... la incapacidad de la medicina oficial de hacer autocritica daña a millones de personas.

La falta de autocrítica en Medicina daña a las personas
El pensamiento costumbrista domina todas las áreas de atención primaria y clínica. El objetivo es seguir las directrices teóricas frente a la incertidumbre que supone cuestionar los datos que arrojan otras perspectivas no marcadas por el sesgo de resultados. Sostener las creencias por encima de la evidencia, medicina deshonesta.
En este editorial, Esteban Larronde relata cómo el hipócrita sustento de creencias prevalece en la más básica de la práctica clínica, la atención primaria.
Llevamos décadas utilizando sumas y restas en la compleja obesidad. Come menos, muévete más. Obviamente esto no se ha cumplido en todos aquellos que buscaban perder peso y mantenerlo a lo largo del tiempo. Por el cuerpo no es un conjunto de operaciones matemáticas ni está en condiciones aisladas. Sin embargo, se ha justificado este “fallo” a través de la culpabilización al paciente: “no adelgaza porque no hace lo que el médico le prescribe.” No se está dispuesto a asumir la incómoda y ardua tarea que requiere la autocrítica y la visión global más allá de la hipótesis defendida sin duda alguna.
La Medicina ha de seguir un pensamiento alejado de los elementos aislados. Interpretar causas de forma descriptiva pero que no explican realmente nada. El pensamiento reduccionista no puede dar respuesta a la raíz de la complejidad patológica. Tampoco se consideran razonamientos basados en la evolución/adaptación humana como un factor más en la interpretación de los datos.
Las sociedades científicas favorecen el reduccionismo, lo alimentan. Están cargadas de intereses muy alejados de la búsqueda honesta de la evidencia.

* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.
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